martes, 1 de enero de 2013
7
Te extraño como la muerte a la vida
como la tundra a la espiga
De noche y de día
en un sublime silencio de sinfonía
Aunque ya no fueran
nuestras dos mitades
mas que dos cristales
cortando las venas
Yo recordaría
los buenos momentos
de grata belleza
con cierta agonía
Ahora que la casa
se llenó de voces
suspiros y roces
de fríos fantasmas
Espero que la sombra se detenga
que no lo cubra todo
que deje un breve espacio
Percibo la tragedia del absurdo
la pausa en el concierto
la mueca del espanto
Entiendo que rompí lo que me diste
el último secreto
la fuente del encanto
Camino la crudeza del desierto
perdiéndole el rastro
al vulgar cinismo
del contacto humano